Solución de problemas multifocales

Por Nicholas Gidosh, OD

(Este artículo fue editado y traducido con autorización del grupo Jobson Publishing)

En la era digital actual, la mayoría de las personas interactúan a diario con objetivos y pantallas de visión cercana. Por lo tanto, es fundamental que sus opciones de corrección visual satisfagan esas demandas, tanto si se trata de tareas laborales como recreativas. Las gafas progresivas se han convertido en uno de los métodos de corrección más populares, ya que ofrecen una óptica estable que permite a los pacientes enfocar objetivos a distintas distancias de trabajo mirando a distintas zonas de la lente con potencias variables. En comparación, esto supone un reto para las lentes de contacto, que tienen la desventaja de estar sobre el ojo. En consecuencia, muchas opciones de lentes blandas multifocales disponibles en el mercado utilizan una óptica multifocal gradual, asférica y a menudo centro-cercana.

Cuando alguien ve un objetivo cercano, se estimula la acomodación junto con el resto de la “tríada cercana”, incluida la constricción pupilar. Muchos diseños de lentes multifocales blandas aprovechan esta circunstancia y utilizan una potencia de adición centro-cercana para ofrecer al paciente la posibilidad de enfocar la imagen de cerca.1 Debido a que la lente de contacto está fija en el ojo del paciente, éste no puede mirar a una zona óptica distinta para ver a través de una potencia diferente y debe ver las ópticas simultáneamente; sin embargo, esto conlleva un par de defectos de diseño inherentes. El primero es que el paciente no tiene la posibilidad de buscar un “punto dulce” o una zona de la lente en la que pueda encontrar la potencia deseada para la distancia de trabajo a la que está mirando. Otro problema es que el rendimiento de las lentes multifocales depende de la pupila, lo que provoca problemas en condiciones de iluminación no óptimas. El último problema es que, en el caso de los multifocales centro-cerca, el paciente debe suprimir la potencia bifocal al ver de lejos y, en última instancia, puede encontrar la visión de lejos un poco borrosa. Este problema de visión a distancia central se evita en el ojo dominante con la monovisión; sin embargo, entonces se introduce el problema de la estereopsis reducida.

Otro escollo de la monovisión es la necesidad de una visión nítida a tres distancias lejanas: de lejos, la distancia intermedia de las pantallas de ordenador y de cerca, cuando sólo se puede enfocar nítidamente a dos de ellas entre ambos ojos. Además, si un multifocal blando se descentra en el ojo, la óptica se desplaza, lo que altera el eje visual que recibe el efecto óptico deseado.2 Las lentes de contacto especiales permiten diferentes características de personalización para superar los retos de estos típicos escollos de los multifocales blandos.3 Los siguientes casos ilustran diferentes tipos de diseños y métodos de solución de problemas.

Fig. 1. Aquí se utilizó un mapa axial con una escala personalizada para mostrar aproximadamente 1,07 mm de descentramiento a lo largo del ángulo de 211°, OD inferior-temporal. La escala fue ajustada para ser 1D más inclinada que la K plana a 1D más plana que la K plana.

Caso 1

Una mujer de 55 años buscaba lentes de contacto para utilizarlas por primera vez y mejorar su visión mientras jugaba al tenis. Normalmente llevaba gafas en la pista, pero le resultaban molestas y quería probar las lentes de contacto. Le ofrecieron la corrección multifocal, pero al principio optó por la visión de lejos. Sin embargo, cuando bajaba la vista para mirar el reloj o el teléfono, la visión no era tan nítida como cuando llevaba gafas y le resultaba “bastante molesta”, por lo que quiso probar las lentes multifocales. Le cambiaron las lentes blandas por unas multifocales y le dieron otras dos semanas de prueba.

Volvió y dijo que la distancia no era tan buena y que le costaba más ver la pelota. Se discutió entonces si estaría interesada en convertirse en usuaria a tiempo completo de lentes de contacto para probar unas multifocales permeables al gas (GP), y accedió a intentarlo. Las lentes se diseñaron empíricamente teniendo en cuenta sus valores K, HVID, graduación de las gafas, tamaño de la pupila y dominancia ocular. Las pupilas y la dominancia ocular pueden ser especialmente importantes a la hora de considerar el tamaño de la zona para la óptica multifocal. Se diseñó para ella una asférica de distancia central para permitir una visión más nítida a distancia. La zona de distancia central tenía un diámetro aproximado de 3,9 mm, justo inferior al diámetro pupilar de 5 mm en condiciones de iluminación mesópica normal con una zona de adición asférica alrededor.

Fig. 2. La escala topográfica condensada muestra una zona óptica multifocal escleral centro-cercana de 2,5 mm que está descentrada temporalmente 1 mm en el ojo.

Apreció la mejora de la visión de lejos en comparación con las lentes blandas, a la vez que podía ver su reloj y consultar el teléfono. A continuación, preguntó: “¿Puede ser más clara la visión de cerca? Para solucionar este problema, se confirmó la dominancia ocular mediante el método sensorial, tomando una lente de prueba de +1,50 y desenfocando cada ojo totalmente corregido para determinar cuál era el ojo dominante.

Se le preguntó qué ojo estaba más borroso y respondió que el derecho. Por este motivo, se confirmó que el ojo derecho era el dominante, por lo que se redujo la zona de distancia de la lente izquierda a 3,5 mm, con lo que mejoró la visión de cerca y mantuvo una visión nítida de lejos. Las lentes asféricas GP de distancia central como ésta tienen éxito porque permiten una distancia nítida en el centro y el paciente puede seguir accediendo a la zona de cerca en la periferia, especialmente cuando mira hacia abajo.4

Caso 2

Un varón de 57 años con queratocono acudió a su revisión anual de lentes de contacto. Se le habían adaptado con éxito lentes esclerales, pero se sentía frustrado por necesitar lentes de lectura. Cuando se le explicó la opción de las lentes multifocales, se mostró interesado en probarlas. El problema era que sus lentes esclerales mostraban la típica descentración inferior-temporal (figura 1).

Se ha demostrado que la topografía es una herramienta eficaz para visualizar la ubicación óptica multifocal con una lente en el ojo. La mejor forma de visualizarlo es comprimiendo la escala del mapa para centrarse en los valores del centro de la lente, donde se encuentra el multifocal (Figura 2). Los laboratorios pueden ahora descentrar a propósito la zona óptica multifocal para reposicionarla en el centro del eje visual. Este descentramiento puede medirse topográficamente o mediante juegos de adaptación de diagnóstico especialmente marcados.

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